Cuando desde Cosmopolitan se pusieron en contacto conmigo para hacer una
crítica sobre la trilogía 50 Sombras de Grey pensé que no podría hacerlo.
Varias veces había intentado sin éxito poder acabarme los dos primeros
capítulos. La lectura se me atragantaba y sentía que cada párrafo que
leía, acababa poco a poco con mis pobres
neuronas.
No obstante, soy una mujer a la que los retos le apasionan, así que me
armé de valor, dejé aparcada la melatonina y me tomé varios sobres de almax para
hacer frente a ese bodrio de trilogía que algunas greyholics consideraron
llamar lo mejor que ha pasado en sus vidas (que vidas más tristes por cierto).
Posteriormente,
y por culpa de algunas integrantes de la
secta grey, tuvieron que retirar mi entrada ya que muchas descerebradas se
sintieron ofendidas por mis palabras, lo que demuestra que más de una se dio
por aludida y se sintió identificada con las descripciones, con lo cual al
final me han dado la razón. Pero como este es mi blog y en él escribo lo que me
da la gana sin ningún tipo de coacción, pues dejaré aquí mi crítica y de aquí
queridas amigas greyadictas ni se retira ni se modifica nada.
Pero vamos al lío. ¿Por qué no me ha gustado?
50 sombras de Grey es un libro sin duda peculiar. Sin embargo,
honestamente, mientras más leía, menos me gustaba. Es un libro que no sólo está
pésimamente escrito, sino que además se desarrolla dejando mucho que desear con
respecto a los personajes de telenovela barata, sus motivos, sus intenciones y
el fondo de esa supuesta historia de amor.
El protagonista, Christian Grey, es pura propaganda del sueño americano.
Un huérfano maltratado que se convierte en multibillonario, es más guapo y
listo que nadie, pilota helicópteros, coches rápidos, tiene casa en todos los
sitios "cool" del mundo y básicamente controla el mundo, su familia y
sus relaciones como un tirano, y todo eso con 27 años.
La protagonista una niñata de 21 años que no tiene luces y se deja hacer
y deshacer de cualquier manera sin protestar demasiado. ¿En serio?.
Una pava que nos
hace echarnos a temblar cada vez que abre la boca, porque solo sabe decir o
pensar cosas como "uau, qué bueno está, cómo le caen los pantalones
por la cadera y vaya perfil griego que tiene" y, aunque se supone que es
una intelectual enamorada de las novelas inglesas del siglo XIX, en realidad es
una pánfila que se dedica a meter a las pobres Brönte, (mujeres dignas,
luchadoras, inteligentes e increíblemente adelantadas para su época), en
conversaciones y pensamientos que solo tienen por objeto calentar al
personal con descripciones de polvos tórridos entre una especie de Superman
surrealista y de biografía e historia absurdas y una pobre desgraciada
que aprende mucho de la vida gracias a ese macho man por el que decide dejarse
azotar para que él tenga cubiertas todas sus necesidades y deseos de niño
mimado. A través de los tres libros de la trilogía, si es que a eso se le
puede llamar libros, solo pasan dos cosas: que ella va volviéndose cada más
pava y que él se va volviendo más cabrón.
Personalmente
creo que deberíamos matar a ese personaje literario femenino y a su ‘diosa que
lleva dentro’. Para lo inteligente que dicen que es y las notas que saca tiene
muy pocas luces la chica. Por muy virgen que seas, y todo ese rollo que nos
meten para que veamos que ella es la luz y la pureza que sacará a Grey de la
sombra, te llega un tío y te dice ‘yo no hago el amor, yo follo duro’ y te
descojonas en su cara. Al menos yo lo haría. Y después de ver lo que dura, me
descojonaba aun más. Vamos, que la autora no ha tenido una relación sexual excitante y completa en
su vida o quería hacerlo muy light y los orgasmos que ella tiene se resumen así. Muy triste.
Anastasia sin duda, cumple todo lo que no debería ser una mujer: supersumisa, que hace de todo aunque le duela con tal de no perder al ‘hombre de su vida’ que en el fondo es un cabrón egoísta que se esconde tras el velo de ‘qué mal lo pasé de niño’ para hacer su santa voluntad y joder al resto, que no es capaz de hablarle directamente por miedo y se esconde tras la fría pantalla del ordenador sacando lo que verdaderamente piensa por mail no sea que se lo diga a la cara y le pegue.
Anastasia sin duda, cumple todo lo que no debería ser una mujer: supersumisa, que hace de todo aunque le duela con tal de no perder al ‘hombre de su vida’ que en el fondo es un cabrón egoísta que se esconde tras el velo de ‘qué mal lo pasé de niño’ para hacer su santa voluntad y joder al resto, que no es capaz de hablarle directamente por miedo y se esconde tras la fría pantalla del ordenador sacando lo que verdaderamente piensa por mail no sea que se lo diga a la cara y le pegue.
Y ahora vamos a por lo gordo: la historia.
¡Oh!¡Sado!¡Qué excitante y novedoso!
¡Oh!¡Sado!¡Qué excitante y novedoso!
Ni de coña…
Aquella que diga que ha mojado las braguitas leyendo esta basura es porque se ha meado de risa y debería ir al médico a controlar sus pérdidas de orina.
Aquella que diga que ha mojado las braguitas leyendo esta basura es porque se ha meado de risa y debería ir al médico a controlar sus pérdidas de orina.
No me entra en la cabeza cómo tantas mujeres en el mundo se han sentido
subyugadas por esas
escenas. Nos han vendido
el libro como bdsm para amas de casa. ¿De verdad? ¿Hay tanta mujer insatisfecha
y con pajaritos en la cabeza que sueña con arrastrarse y dejarse mangonear para
que le den un par de azotes? ¡Seamos un poco serios!
No soy una experta en sado, no es mi rollo, pero para hacer esta entrada me he documentado hablando con gente que lo
practica y lo que me
han dicho es que la relación que se describe en 50 Sombras de Grey no es sado. En el sado los roles de amo y sumisa
(o ama y sumiso) se dan solo ‘en el dormitorio’. Fuera de él, el equilibrio de
poder en la pareja es normal (claro que esto depende de cada pareja y lo que se
considere normal). A parte, se suelen intercambiar los roles de vez en cuando.
Así que resumiendo, Grey no es así porque le va el sado, Grey es así porque es
un controlador obsesivo que piensa que Anastasia es una posesión suya como si
de un coche nuevo se tratara.
¿De verdad queréis un hombre que no os trate como una igual, como una compañera, sino como una posesión más? Creía que después de que nuestro género se pasara siglos luchando por ser reconocidas como iguales tendríamos algo más de dignidad.
Este es un punto importante, pues creo que el libro está mal contextualizado: no es un libro erótico con un hombre misterioso, es un libro sobre una relación tóxica de maltrato psicológico y a ratos incluso físico (al final sobretodo). Pues el tienes que hacer lo que yo quiera las 24 horas del día o si no te pego, no es sado amigas mías greyadictas, ES MALTRATO.
Y ahora me vendréis diciendo que tuvo una infancia muy difícil, que esta ‘lleno de sombras’ y blablabla. Pues que vaya a un psiquiatra, espera que ya va a uno, pues que le encierren. Luego no vemos tan bonito cuando sale una mujer maltratada en la televisión, pero Grey es perfecto pues tras zurrarla hasta que llora le da loción de bebes en el culete y es que claro su belleza, y, sobre todo, su fortuna y la vida que puede dar a muchas mujeres hacen obviar ese hecho. Si Christian Grey fuera un butanero o un peón de la construcción (con todos mis respetos a esos empleos), con ingresos bajos y vestido del Primark que después de daros una zurra os trae un ramo de margaritas, no os haría tanta gracia salir con un hombre así ¿verdad queridas amigas? Pues a eso se le llama además de hipocresía, superficialidad por estar dispuestas a que un hombre haga con vosotras lo que le de la gana mientras pague todos vuestros caprichitos. En mi pueblo ese tipo de mujeres tienen un nombre.
¿De verdad queréis un hombre que no os trate como una igual, como una compañera, sino como una posesión más? Creía que después de que nuestro género se pasara siglos luchando por ser reconocidas como iguales tendríamos algo más de dignidad.
Este es un punto importante, pues creo que el libro está mal contextualizado: no es un libro erótico con un hombre misterioso, es un libro sobre una relación tóxica de maltrato psicológico y a ratos incluso físico (al final sobretodo). Pues el tienes que hacer lo que yo quiera las 24 horas del día o si no te pego, no es sado amigas mías greyadictas, ES MALTRATO.
Y ahora me vendréis diciendo que tuvo una infancia muy difícil, que esta ‘lleno de sombras’ y blablabla. Pues que vaya a un psiquiatra, espera que ya va a uno, pues que le encierren. Luego no vemos tan bonito cuando sale una mujer maltratada en la televisión, pero Grey es perfecto pues tras zurrarla hasta que llora le da loción de bebes en el culete y es que claro su belleza, y, sobre todo, su fortuna y la vida que puede dar a muchas mujeres hacen obviar ese hecho. Si Christian Grey fuera un butanero o un peón de la construcción (con todos mis respetos a esos empleos), con ingresos bajos y vestido del Primark que después de daros una zurra os trae un ramo de margaritas, no os haría tanta gracia salir con un hombre así ¿verdad queridas amigas? Pues a eso se le llama además de hipocresía, superficialidad por estar dispuestas a que un hombre haga con vosotras lo que le de la gana mientras pague todos vuestros caprichitos. En mi pueblo ese tipo de mujeres tienen un nombre.
Para
resumir diré que son novelas del estilo Corin Tellado, intentándose esconder tras la
temática de bdsm.
Fijándome en comentarios cercanos a mí, caigo en la cuenta de que a quien ha entusiasmado la lectura (o no sé muy bien cómo decirlo) ha sido a mujeres que normalmente (nunca) leen.
Creo que cualquier otro medio puede resultar mucho más gratificante e útil que este libro, para alguien que sienta curiosidad, decida conocerse, o que simplemente disfrute uniendo la eme con la a.
Sin lugar a dudas creo que la represión de la sexualidad por parte de muchas mujeres es uno de los grandes motores para que estos libros hayan resultado ser un éxito. También creo que el fenómeno “it girl” y el anhelo de vivir un cuento de hadas es otro motivo por el que muchas chicas y no tan chicas hayan sucumbido a la trilogía y a este sapo con piel de príncipe.
Fijándome en comentarios cercanos a mí, caigo en la cuenta de que a quien ha entusiasmado la lectura (o no sé muy bien cómo decirlo) ha sido a mujeres que normalmente (nunca) leen.
Creo que cualquier otro medio puede resultar mucho más gratificante e útil que este libro, para alguien que sienta curiosidad, decida conocerse, o que simplemente disfrute uniendo la eme con la a.
Sin lugar a dudas creo que la represión de la sexualidad por parte de muchas mujeres es uno de los grandes motores para que estos libros hayan resultado ser un éxito. También creo que el fenómeno “it girl” y el anhelo de vivir un cuento de hadas es otro motivo por el que muchas chicas y no tan chicas hayan sucumbido a la trilogía y a este sapo con piel de príncipe.
Sabía que no iba a leer una joya de la literatura pero esperaba que al
menos tuviera algo de chispa con eso de ser una novela erótica, pero ni siquiera los
encuentros sexuales me han resultado excitantes. En el fondo son sosos y dejan
ver a una autora que no se ha molestado mucho en informarse y cuya historia es
demasiado predecible.
Una
vez que acabas los libros sólo te quedan ganas de sentarte en el sofá y
balancearte cual autista mientras te preguntas “¿por qué lo hice? ¿por qué los
he leído? ¿por
qué he malgastado mi tiempo así?” .
Miradla que feliz, anda hija que te has quedado a gusto.
Para concluir,
diré que si queréis leer literatura erótica de la de verdad, de la que llama a
las cosas por su nombre y de la que no defrauda, os recomiendo los siguientes
títulos, advirtiendo que probablemente sean demasiado fuertes para vosotras y
que quizá os escandalicéis y os sintáis ofendidas con las palabras empleadas y las
historias deliciosamente descritas, con un vocabulario rico y con párrafos
completos.
Y aquí
van mis recomendaciones:
-
Lo que los hombres no saben.
-
Historia de O.
-
El azul del cielo, de Bataille.
-
Fanny Hill de John Cleland.
-
Cora Pearl, memorias de una cortesana.
Podría poner muchos títulos más pero si os leéis al menos una de las
recomendaciones entenderéis el por qué de mi crítica a esta trilogía.
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